TEÓLOGOS HOMOSEXUALES: ¿TEOLOGÍA HOMOSEXUAL?

por Xavier Pikaza
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Ayer presenté el testimonio de un cristiano homosexual (dejo a un lado la posible distinción entre homo-sexual y gay). Hoy quiero avanzar en esa línea y ofrecer el testimonio de tres teólogos católicos homosexuales que, de diversas formas, han tenido y/o tienen dificultades con la jerarquía.
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Evidentemente, hay muchos teólogos católicos (cristianos) homosexuales, pero que no han salido del “armario” o, habiendo salido, no lo dicen por ahí y no se presentan como homosexuales, sino simplemente como cristianos. Otros, se dice, lo ocultan y son, en general, los que más condenan a los homosexuales, según el refrán: “no hay peor astilla que la del mismo palo…”.
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En fin, es un tema para reflexionar. ¿Estamos en los albores de una teología homosexual abierta, que no necesita manifestaciones de orgullo-gay, pero que se enseña en las facultades de teología y se vive en las curias episcopales? Quiero que en esa línea sigan las de hoy, partiendo del testimonio de estos “tres” teólogos, que quizá tienen algo importante que decir en la Iglesia.
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1. James ALISON (1959-?)
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Teólogo inglés, convertido al catolicismo. Ha sido dominico, es presbítero. Ha venido realizando una intensa labor de catequesis y presencia cristiana en Inglaterra y América del Sur (Brasil, Chile) y entiende su tarea intelectual como un intento de elaborar, desde el evangelio y al interior de la iglesia, un tipo de teología que esté abierta a los diversos tipos de amor (entre ellos el amor gay), a la luz de la experiencia liberadora y gozosa de Cristo.
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Su primera obra traducida al castellano fue Conocer a Jesús. Cristología de la no-violencia (Salamanca 1994), a la que yo mismo puse el prólogo, y en ella desarrollaba una visión no-sacrificial de la Religión, apoyada en R. Girard. Después ha publicado El retorno de Abel. Las huellas de la imaginación escatológica (Barcelona 1999), insistiendo en el mismo argumento, pero fijándose sobre todo en la experiencia pascual y en la superación de diversos tipos de imposición sacrificial, sobre todo aquella que se ejerce sobre personas que tienen orientaciones afectivas y sexuales distintas de las oficialmente establecidas. Ese argumento está en el centro de Una fe más allá del resentimiento. Fragmentos católicos en clave gay (Barcelona 2003). Alison ha desarrollado así una teología desestabilizadora para el orden oficial de la Iglesia Católica (más reservada ante el amor-gay), pero tranquilizadora para millones de personas.
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1. La teología de Alison puede resultar desestabilizadora porque ha ido desmontando, desde el Evangelio, los supuestos y bases culturales de un sistema de opresión, sobre el que se edifica una teología que pretende ser “natural” (ser fiel a la naturaleza), pero que termina acusando a los gays de algún tipo de malformación o defecto (físico, psicológico o religioso). En contra de eso, Alison considera a los gays y lesbianas como personas normales y especiales, en un mundo donde todos somos especiales y distintos, debiendo trazar nuestra identidad desde la diferencia personal. A fin de poner de relieve la dignidad y el valor personal de los gays, Alison ha estudiado el tema de otros colectivos que han sido marginados a lo largo de la historia cristiana, desde la perspectiva de algunos textos muy significativos de la Biblia: el ciego de nacimiento de Juan IX, Jonás en Nínive, las “diferencias” de Ezequiel, las polémicas de Jesús en Juann VIII, etcétera. Este ejercicio teológico le sirve para superar las bases de un cristianismo y de una Iglesia edificada sobre estructuras clasistas, impositivas y moralistas, situándose en el lugar donde el Evangelio vincula a todos los hombres y mujeres ante la gracia creadora de Dios.
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2. La obra de Alison es, al mismo tiempo, muy tranquilizadora, porque intenta y consigue superar el nivel del resentimiento y el desquite, es decir, del juicio y la revancha en que se sitúa una parte considerable de la tradición eclesiástica. No echa la culpa a otros, no se limita a invertir la situación, condenando a los antes condenadores y absolviendo a los antes culpables. Al contrario, ella ofrece para todos, gays y héteros, hombres y mujeres, clérigos y laicos, unos espacios de fraternidad abierta, desde los últimos de este mundo, en línea eucarística. En este contexto, ella puede presentarse como expresión de una experiencia ecuménica en el amplio sentido de la palabra, ella aparece como un testimonio de la dignidad personal de los gays y como una protesta contra todo tipo de discriminación sexual, matrimonial o ministerial que se establece en contra de ellos, desde el valor radical de la persona. De todas formas, a pesar de su importancia, el conjunto de la obra de J. Alison deja abiertos algunos temas significativos, que deben seguir estudiándose en la línea que él ha iniciado, a partir del Evangelio de Jesús, leído con la ayuda del pensamiento no-sacrificial de R. Girard. Hay que estudiar mejor el sentido de la paternidad-maternidad en perspectiva no patriarcal, para expresar así el don de la vida.
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La recuperación cristiana del amor gay puede y debe de ayudarnos a entender otras formas de amor, incluso heterosexual, desde la perspectiva del nacimiento y educación de los hijos. También es importante vincular el amor gay con la experiencia del enamoramiento místico, en la línea desarrollada, por ejemplo, por San Juan de la Cruz. En el momento actual de la Iglesia Católica debe relacionarse el amor gay con los ministerios eclesiales. Por lo que yo sé, Alison no ha planteado de manera expresa el tema, aunque ese tema ha sido uno de los que ha marcado con más fuerza su vida en los últimos años (y la vida de la Iglesia). En el fondo de Alison hay una opción preferencial por los diversos tipos de “pobres”, pero (que yo sepa) él no ha explicitado todavía esa opción en un modo ecuménico, en diálogo con otras culturas y religiones; quizá la defensa del amor gay puede ser un camino de comunión y ecumenismo que se debe explorar en el futuro.
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Otras obras: On Being Liked (London 2004); Undergoing God: Dispatches from the Scene of a Break-In (London 2006); Stricken by God? Nonviolent Identification and the Victory of Christ (edición de B. Jersak y M. Hardin, London 2007).
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2. Daniel A. HELMINIAK (1942-?)
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Teólogo católico norteamericano, de origen polaco, especializado en temas de psicología y moral, autor de una obra básica titulada What the Bible really says about Homosexuality (San Francisco 1994; versión cast: Lo que la Biblia dice realmente sobre la homosexualidad, Madrid 2003), donde plantea el tema de la homosexualidad desde una perspectiva antropológica, moral y eclesial, mostrando que en la Biblia no existe una condena de la homosexualidad como tal, sino que los textos que hablan de ella y parecen condenarla (de Levítico a Romanos) se sitúan de hecho en otras perspectiva sacral y social. Estudió en el Seminario de Pittsburg (Penn), en la Universidad Gregoriana de Roma y en las de Boston y Austin Tex (USA). Ha sido durante veintiocho años sacerdote católico, pertenece al colectivo Dignity USA y al consejo director de White Crane, una revista de cultura gay. De 1975 a 1978 ha sido asistente de Lonergan en el Boston College.
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Partiendo de la antropología trascendental de Lonergan, ha elaborado una teología moral y una espiritualidad ejemplar, abierta al encuentro con Dios, desde la experiencia de una apertura madura y responsable hacia los demás, en un plano de maduración personal. Desde ese fondo ha podido poner de relieve las diferencias y las vinculaciones entre la espiritualidad de las religiones monoteístas (cristianismo, Islam y judaísmo) y la de las religiones orientales, partiendo de las potencialidades humanas, en una perspectiva en la que integra los elementos básicos de la naturaleza con los de la gracia cristiana.
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Entre sus libros, cf. también The same Jesus: A Contemporary Christology (Loyola/Chicago 1986): un texto básico de cristología en el que pone de relieve el carácter básicamente humano del Jesús divino. Spiritual development: An interdisciplinary study (Loyola/Chicago 1987); The human core of spirituality: Mind as psyche and spirit I-II (New York 1996); es un libro básico de antropología cristiana donde, partiendo de la filosofía de Lonergan, pone de relieve la importancia de la sexualidad en el proceso de integración humana.
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En esa línea se sitúan sus libros siguientes Religion and the human sciences: An approach via spirituality (New York 1998) y Sex and the sacred: Gay identity and spiritual growth (Haworth 2006) en los que sitúa el tema de la homosexualidad en un contexto global de realización humana en el amor, criticando algunas de las apreciaciones del magisterio vaticano sobre el tema. Sus dos últimas obras The transcended christian: Spiritual lessons for the twenty-first century (New York 2007) y Spirituality for our global community: Beyond traditional religion to a world at peace (Lanham, MD 2008) quieren ofrecer las bases de una espiritualidad básicamente humana, en la que pueden englobarse, desde una perspectiva de apertura y comunión para todos los hombres y mujeres, por encima de las divisiones y violencias actuales.
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3. Mark D. JORDAN (1953-?)
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Teólogo católico de USA, que se ha distinguido por sus estudios sobre la homosexualidad y el amor cristiano, especialmente en relación con el clero. Ha estudiado en la Universidad de Austin (Texas), doctorándose en Filosofía (1977) y la Facultad de Teología de la Universidad de Granada (España), donde ha preparado su tesis doctoral en Teología. Ha sido formador en un Seminario Católico y desde el año 1978 ha enseñado en la Universidad de Dallas. Actualmente en profesor de teología en la Universidad de Harvard.
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Se declara abiertamente gay y se sigue considerando católico, a pesar de las críticas que ha recibido por su obras, especialmente por su oposición a la Carta de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (año 1986), donde la jerarquía de la Iglesia Católica acusaba a los homosexuales y les prohibía de hecho el acceso a los ministerios sagrados, prohibición que ha ratificado en publicaciones posteriores. Es profesor de teología en las Universidades de Emory y Harvard.
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A su juicio, el catolicismo en general y el sacerdocio en particular están marcados de hecho por una cultura “homoerótica”. Tanto el poder clerical como la articulación de las congregaciones religiosas (sólo de varones, sólo de mujeres) producen unas ricas articulaciones de deseo homosexual, que la iglesia jerárquica de estos últimos años ha querido “proteger” a base de prohibiciones, que sirven para ocultar la realidad. M. D. Jordan se considera católico, homosexual y “tomista”, en el sentido más profundo del término, como muestra su tesis: Ordering Wisdom: The Hierarchy of Philosophical Discourses in Aquinas (Publications in Medieval Studies 24. Notre Dame 1986) y también su obra clave Rewritten Theology: Aquinas After His Readers. Challenges in Contemporary Theology (Chicago 2005). Desde ese fondo quiere defender el valor de la homosexualidad como una forma intensa de amor, que debe ser no sólo aceptada, sino incluso promovida por la Iglesia, desde la perspectiva de la naturaleza que busca su perfección en el amor hacia sí misma, y no sólo (ni principalmente) en la procreación.
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Los rituales católicos son un despliegue de cultura homosexual, tanto por la forma de vestirse como por la forma de actuar de los ministros. El reconocimiento de ese fondo homosexual puede servir de ayuda para el despliegue de un tipo de catolicismo rico de simbolismo, donde una gran parte del clero no tenga que ocultar su condición homosexual ni corra el riesgo de traducirla y ejercerla a escondidas, con peligro de pederastia, como en la actualidad. Jordan quiere mantenerse católico, pero afirma que el Vaticano ha tomado un camino del que no se apartará en los próximos años. Por eso defiende ahora de hecho la posibilidad de crear una Iglesia Católica Cismática, donde pueda desplegarse de un modo abierto las posibilidades afectivas y simbólicas de los homosexuales.
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Su primera obra de gran éxito fue The invention of sodomy in christian theology (Chicago 1997; version cast. La invención de la sodomía en la teología cristiana, Barcelona 2002). En ella afirma que el “pecado” de la sodomía es un invento moderno, que se articula a partir del siglo XI (cuando se impone un clero poderoso, con un control político social sobre las comunidades). A partir de entonces ha escrito obras como The silence of Sodom: Homosexuality in modern catholicism (Chicago 2000), The ethics of sex (Oxford 2001), Telling truths in church (Beacon 2002), Blessing same-sex unions (Chicago 2005), Rewritten theology: Aquinas after his readers (Oxford 2005), Authorizing marriage?: Canon, tradition, and critique in the nlessing of same-sex unions (Princeton 2006). En esos y otros libros, M. D. Jordan supone que el problema actual de la discusión sobre la homosexualidad (y el riesgo de pedofilia del clero de una Iglesia como la de USA) sólo se puede superar cuando se reconozcan abiertamente los problemas de fondo, desde una visión transparente del amor cristiano, en línea de fraternidad. En el fondo, no es un problema de sexo, sino de poder.
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